
Un día jueves pasadas las once y media de la mañana me dirijo al parque Forestal para observar el Barrio Bellas Artes. Llego al parque y camino hacia Oriente, me doy cuenta que hay mucha gente y en especial escolares (yo pensaba que por el horario habría menos gente pero me equivoque), al ver a los escolares lo primero que se me vino a la mente era que estaban haciendo la cimarra. Pasaba por donde semanas antes me había sentado en una esquina y descubro a dos carabineros (quizás los mismos) que nuevamente detenían a los automóviles que doblaban, despeje todas mis dudas sobre el punto estratégico que era esa esquina para ellos, definitivamente lo era.
Sigo caminando hasta llegar pasado la calle purísima y me siento en una banca, al frente mío hay un monumento a alguien pero no distingo a que persona está dedicado. Un grupo de escolares, al parecer realizaban una excursión guiada por un monitor con pechera roja y se detenían en diferentes lugares del parque y el monitor explicaba algo en cada parada. Algunos grupos de jóvenes estaban sentados en el pasto, otros en las otras bancas a mi alrededor. Cuatro personas, tres hombres y una mujer, caminan por el parque, los cuatro iban supuestamente vestidos "elegantemente", aunque para mí la elegancia es una invención de
algún diseñador quizás, que se le ocurrió decir que determinada ropa era elegante y otras no lo eran, los cuatro pareciera que van al trabajo o a buscar trabajo o tal vez a una fiesta. Muchos vehículos pasan por las dos calles que están a los costados del parque, una pareja cruza el parque, deduzco esto porque van de la mano, aunque pueden ser amigos e ir de la mano, pero lo descarto porque se sientan un poco mas allá de donde estoy sentado y se dan un beso. Me da sueño y decido caminar hacia el poniente y ubicarme en otro sector del parque. Continúo mi observación un poco más al poniente, donde hay unos juegos y me siento al frente de estos, donde hay una jardinera de piedra y dentro de ella hay muchos aloe veras, sacos algunas para hacer champoo. Miro hacia atrás y un hombre hace ejercicios y de pronto mueve sus brazos y su cuerpo como si manejara algún arte marcial y comienza a lanzar golpes. Unas muchachas llegan y se suben a un juego que no es para niños, si no que más bien pareciera ser un juego para adultos. Dos zorzales saltan en el pasto, pareciera que buscando alimentos. Es divertido ver al hombre que lanza golpes a un enemigo o enemigos invisibles. Decido concluir esta sesión de observación y me dirijo de vuelta a la universidad.









